A veces traduces de una forma envidiable tus pensamientos, consiguiendo que termine por salir de tus versos y llenen de un aroma especial todo este sitio.
No sé si pierdes el sentido de lo obsceno, pero sí consigues que la obscenidad no se encuentre, y todo sea un tránsito por una guardarraya entre lo abierto a los sentidos y el cofre de lo íntimo, apenas dibujándose.