sábado, 27 de septiembre de 2014

La aldaba


La aldaba de la puerta hacia tu piel era cristal. Mi cuerpo, tan cerca, exudaba vapor. Pero cuando mis ojos contemplaron tanta hermosura, supe que dentro latía un corazón limpio. Y até mis manos a la espalda, y dejé que manaran todas las caricias del alma.


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