lunes, 29 de septiembre de 2014

Despertar



Despertar el deseo, desde el ara de la sensibilidad, no es tarea simple. Tan pocas palabras y tanta emotividad...

Posiblemente pudiera decir que leerte suele despertar mi virilidad de su letargo. Y sería exacto. Pero un exceso de sinceridad.

Y la sinceridad, con independencia de que pueda venir muy vestida de una osadía injustificada, usualmente resulta asaz molesta.

Sí puedo asegurarte que encuentro siempre algo más, que exhalas dulzura y que la piel y el alma dejan, de consuno, sus esporas en tu espacio.

Muy por encima de lo que suelo leer.

Y, por supuesto, sufriendo abscesos de celotipia.


Ba